Alicia está de visita
-¿A
dónde vas Alicia con tanta prisa? -preguntó el señor conejo a la inocente de
pelo de algodón.
-A
República Dominica -respondió sin inmutarse.
-¿Por
qué? ¿Qué hay en ese lugar que te emociona tanto? Sé que allí nunca hay energía
eléctrica, que los servicios de salud, educación y agua potable, son
deficientes o no existen. No hay seguridad ciudadana ni jurídica. El transporte
es un caos, las calles no sirven, no se
recoge la basura, las personas tienen poca educación, llegan tarde, los
políticos corruptos van al Congreso… Muchos se hacen llamar “honorables” y
hasta le pagan para que vayan de vez en cuando a un lugar al que llaman cámara
baja. ¿Aún así quieres ir allá? -cuestionó
el mítico animal orejón.
-Sí
-sentenció Alicia.
-¿Por qué?... ¿A pesar de todo lo que te he contado no te emociona ir a otro lugar? ¡Donde hay orden, donde se respeta la ley, incluso la de tránsito! Es verdad que es una tribu alegre pero viven en una nebulosa. Imagínate que cada cuatro años hacen elecciones y votan, no por el mejor, sino por el menos malo. ¡Es un circo!
-Señor
conejo estoy al tanto de todo eso y precisamente es por lo quiero ir. No
olvides que me llamo Alicia y vivir ahí sería como estar en el país de las
maravillas – y no dijo más nada.
Cuando
llegó, ¡al fin!, se dio cuenta que en RD todos nos llamamos Alicia.
Sí me llamo Alicia y confieso que no he sabido cómo llamarme en otros países donde no hay todas estas "maravillas". Me pierdo, solo me encuentro cuando aquí llego.
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