PRSC: Un partido repartido
El Partido Reformista
Social Cristiano sigue siendo un negocio rentable para sus miembros. Ya lo fue
para su fundador, el sátrapa Joaquín Balaguer, que no lo utilizó como un
producto a la venta, más bien fue cauto, sigiloso, calculador, pero hambriento
de poder a tiempo completo. Balaguer, como fiel discípulo de Maquiavelo, hizo
lo que mejor supo hacer, utilizar el poder contra sus enemigos, no importaba si
fuesen internos o externos del PRSC, simplemente eran sus enemigos. El rey
Shaka decía “nunca dejes un enemigo herido detrás, porque si se recupera te
atacará por la espalda”.
Los discípulos de
Balaguer siguieron fielmente sus huellas, a diferencia que ninguno tenía la
capacidad de maniobrar como la del “doctor”. Eso quedó demostrado tras su tardía
muerte. Al no dejar descendientes legalmente reconocidos
su patrimonio se fue con él. Sin embargo, desde el 14 de julio del 2002, fecha
de su muerte, hasta nuestros tiempos la franquicia del PRSC es de todos y al
mismo tiempo de nadie.
Es de Carlos Morales,
de Ramón Rogelio Genao, de Angel Lockward, de Amable Aristy Castro, de Lila
Alburquerque, de Héctor Rodríguez Pimentel, de José Enrique Sued, de José Joaquín
Ricardo, hasta del famoso Funda y de la enanita que barría frente de la casa de Balaguer,
repito, de todos y de nadie.
Claro, no todos son
quiquiriquí, en la traba hay verdaderos gallos de pelea: Rogelio Genao, Lila,
Lockward y Rodríguez Pimentel, son los que más filosas tienen las espuelas. A ellos no les importa si viene
del blanco o el morado, lo importante es el beneficio personal, claro, amparado
en el gastado y ridículo discurso de amor a la patria, del bienestar del país, ¡amén!
Los de más arriba, los que
piensan en grande (Aristy Castro y Morales Troncoso) en común tienen mucho dinero,
también que quieren más, así como el control del partido pero no tienen la más
mínima capacidad para hacerlo. Con tres diputados, nadie en el Senado, un
miembro en el pleno de la JCE y una votación de menos del 5%, todavía
representa un buen botín de guerra. Lo más importante tanto para el PLD como
para el PRD son los menos de 5 por ciento de votos, que podrían ser determinantes
si toma en cuenta que las encuestas reflejan que ni Danilo ni Hipólito se van
en la primera vuelta.
Evidentemente que no es
un 5% redondo, a esto hay que restarle el por ciento de Amable y el de Morales
Troncoso. En todo el caso al PRD tendría que hacerse con la pírrica
representación congresional de los reformistas y por demás con el voto de César
Felix Felix en la Junta Central Electoral. En resumidas cuentas, el pastel está
en el horno pero hay muchas bocas que alimentar.
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